No puedes hacer en 10 minutos lo que no has hecho durante los 80 anteriores. Esa máxima se puede aplicar a cualquier aspecto de la vida, incluso en el fútbol. Pero este deporte nos vuelve a mostrar que la lógica no es algo que se le pueda aplicar y se empeña en mostrarnos su grandeza (o miseria según cómo se mire) con más asiduidad de lo habitual.
Este Día del Pilar en Almargen vivimos una muestra más y, por suerte para nosotros, esta vez nos sonrió esa fortuna que en otras ocasiones nos fue esquiva.
En un campo precioso y hasta la bandera (¡qué envidia!), con un rival enfrente muy reforzado y candidato al ascenso, el 2-0 con el que se llegó a los instantes finales parecía más que suficiente para traernos otra derrota a domicilio. Apabullados por la presión de los almargeños y con la moral cada vez más hundida, el Rosario no mostraba síntomas para poder, siquiera, recortar distancias. Analizando las oportunidades y el juego visto por ambos conjuntos se podría intuir que la derrota sería aún más abultada.
Tras haber visto sobrevolar el tercero en más de una ocasión sobre su portería, los saucedeños lograron encontrar un resquicio en la defensa amarilla. Una intercepción de la pelota en el borde del área sirvió para que Jorge le ganara la espalda a la línea defensiva y colocara un pase raso que Alberto sólo tuvo que empujar sin oposición. Era el primer tiro a puerta. 2-1 minuto 81. Las dudas del Almargen se proyectaron en confianza para el Rosario y en el siguiente ataque visitante, un resbalón del central local provocó un inesperado contraataque en el que Alberto, Jesús y Diego parecían no creerse que podíamos empatar (ni ellos ni nadie). Tras una serie de pases rocambolescos, Diego puso un segundo de pausa, miró a portería rodeado de cuatro rivales y puso el balón en el único sitio inalcanzable para portero y defensas. Su pase a Alberto lo dejó solo ante una portería vacía que éste perforó por segunda vez. Era el segundo tiro a puerta. 2-2 minuto 84. Y todavía quedaba la gracia final. Con los jugadores y espectadores locales estupefactos ante lo que estaba aconteciendo, aún tuvimos la oportunidad de traernos los 3 puntos si la jugada final entre Jorge y Rando, que finalizó Rayo con un toque sutil ante el meta, no hubiera sido anulada por un fuera de juego inexistente. Aunque viendo cómo llegó a ponerse la cosa nos podemos dar por contentos con el punto obtenido.
El crack: Alberto. Dos tiros, dos goles. ¿Qué más se le puede pedir a un delantero? La verdad es que peleó durante los segundos 45 minutos sin mucha fortuna ante la pareja de centrales, pero no se rindió y en esos momentos finales estuvo donde se le pide al encargado de terminar las jugadas.
Este Día del Pilar en Almargen vivimos una muestra más y, por suerte para nosotros, esta vez nos sonrió esa fortuna que en otras ocasiones nos fue esquiva.
En un campo precioso y hasta la bandera (¡qué envidia!), con un rival enfrente muy reforzado y candidato al ascenso, el 2-0 con el que se llegó a los instantes finales parecía más que suficiente para traernos otra derrota a domicilio. Apabullados por la presión de los almargeños y con la moral cada vez más hundida, el Rosario no mostraba síntomas para poder, siquiera, recortar distancias. Analizando las oportunidades y el juego visto por ambos conjuntos se podría intuir que la derrota sería aún más abultada.
Tras haber visto sobrevolar el tercero en más de una ocasión sobre su portería, los saucedeños lograron encontrar un resquicio en la defensa amarilla. Una intercepción de la pelota en el borde del área sirvió para que Jorge le ganara la espalda a la línea defensiva y colocara un pase raso que Alberto sólo tuvo que empujar sin oposición. Era el primer tiro a puerta. 2-1 minuto 81. Las dudas del Almargen se proyectaron en confianza para el Rosario y en el siguiente ataque visitante, un resbalón del central local provocó un inesperado contraataque en el que Alberto, Jesús y Diego parecían no creerse que podíamos empatar (ni ellos ni nadie). Tras una serie de pases rocambolescos, Diego puso un segundo de pausa, miró a portería rodeado de cuatro rivales y puso el balón en el único sitio inalcanzable para portero y defensas. Su pase a Alberto lo dejó solo ante una portería vacía que éste perforó por segunda vez. Era el segundo tiro a puerta. 2-2 minuto 84. Y todavía quedaba la gracia final. Con los jugadores y espectadores locales estupefactos ante lo que estaba aconteciendo, aún tuvimos la oportunidad de traernos los 3 puntos si la jugada final entre Jorge y Rando, que finalizó Rayo con un toque sutil ante el meta, no hubiera sido anulada por un fuera de juego inexistente. Aunque viendo cómo llegó a ponerse la cosa nos podemos dar por contentos con el punto obtenido.
El crack: Alberto. Dos tiros, dos goles. ¿Qué más se le puede pedir a un delantero? La verdad es que peleó durante los segundos 45 minutos sin mucha fortuna ante la pareja de centrales, pero no se rindió y en esos momentos finales estuvo donde se le pide al encargado de terminar las jugadas.
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